Estamos acostumbrados a ir a la clínica de fisioterapia cuando el dolor se vuelve insoportable, incluso cuando ya hemos pasado un largo proceso de consultas y citas médicas y creemos que nuestro dolor no tiene solución.

En Fisioterapia Vitae llevamos tiempo haciendo un trabajo de promoción y de educación en la salud de nuestros pacientes para que sepan cuándo y por qué hay que ir al fisio, y en el siguiente post lo vamos a explicar.

Vemos muchos pacientes que llevan aguantando dolor durante largos periodos de tiempo, convirtiendo sus dolencias en crónicas provocando muchos efectos secundarios que realmente no deberían de estar ocurriendo, por ejemplo, contracturas de larga duración que se provocan y a la vez se mantienen por malos hábitos posturales, esguinces crónicos que no han tenido un proceso de recuperación óptimo, lesiones deportivas articulares que se dejan de pasar y compensan con otras partes adyacentes del cuerpo y un largo etc. También tenemos otros pacientes que nos llegan con lesiones agudas pero normalmente tienen un denominador en común, son lesiones graves por accidente o traumatismos como fracturas, tortícolis, lumbociáticas…

En Vitae-Mobilium somos fans de unos de los principios básicos de la fisioterapia y el movimiento: La Promoción de la Salud. Con ella conseguimos objetivos a medio y largo plazo que nos permiten vivir más y mejor, mejorando en nuestras actividades de la vida diaria, actividades deportivas y, en último lugar, pero igual de importante, en nuestra gestión emocional.

Son muchos los motivos por los que acudir a tu clínica de fisioterapia de referencia de manera preventiva al menos una vez al mes dependiendo de cada caso y las necesidades individuales de cada paciente, pero te contamos algunos:

– Previenes lesiones que pueden provocarse por malos gestos o hábitos posturales

– Mejoras la contracción de los músculos y eso aumenta el tono muscular y por tanto ayudas mucho a tus huesos.

– Ganar músculo significa perder grasa visceral ¿hay algo mejor para tu salud?

– Harás un entrenamiento adaptado a tus necesidades con ejercicios específicos para tu caso.

– Aumenta tu flexibilidad y con ella la salud de tus músculos, de tus articulaciones y de tus emociones.

– Cuentas con un profesional sanitario que te aconseja y te acompaña en cualquier situación en la que aparezca dolor.

– Evitas automedicarte para enmascarar el dolor e intoxicar tu cuerpo.

– Tendrás unas pautas a seguir para mejorar nuestras rutinas y así evitar la aparición de futuras lesiones.

– Por supuesto, evitaremos recaídas en lesiones antiguas o la cronicidad de lesiones agudas.

Por esto y por mucho más no tienes que esperar a estar lesionado o a llevar un tiempo aguantando dolor en el hombro, en el codo o en tus rodillas; te aconsejamos acudir al fisioterapeuta para realizar una primera sesión de valoración y diagnóstico y a partir de ahí comenzar a trabajar sobre tu caso en concreto para tener objetivos que cumplir a medio y largo plazo; la mejoría llegará pronto y con ella…¡una nueva vida!