A continuación procederemos a describir cada una de estas patologías para conocer mejor en qué se diferencian y cómo podemos abordarlas.
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Una fractura ósea consiste en la interrupción por completo de un hueso. Se produce porque la fuerza o presión que se ejerce sobre él es mayor a la capacidad de resistencia del hueso. Normalmente, una cantidad de fuerza exagerada en un instante de tiempo.
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Podemos encontrar fracturas abiertas o cerradas, la diferencia radica en que en las fracturas abiertas hay una ruptura de los tejidos adyacentes al hueso (tejido conectivo, tejido muscular, tejido graso, piel, etc.), es decir, el hueso sale al exterior a través de la piel, pudiendo encontrar múltiples complicaciones como infecciones, cicatrices y muchos obstáculos en la posterior rehabilitación, entre otras; mientras que en la fractura cerrada solo encontramos ruptura del hueso, quedando los demás tejidos intactos y, sobre todo, sin producirse dicha salida al exterior.
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Por el contrario, una fisura consiste en la interrupción del hueso de forma incompleta. En este caso el mecanismo por el que se produce la fisura es de menor gravedad y con menor fuerza que el de la fractura.
Diferenciación de fractura o fisura
La principal diferencia consiste en que en la fractura se produce una separación de los extremos del hueso y podemos encontrar fragmentos dispersos, mientras que en la fisura no encontramos dicha separación, ya que esta no llega a ser completa.
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Además, se diferencian por la sintomatología que presentan, siendo la fractura más grave al poder provocar una impotencia funcional total, inflamación y edema, sumado al periodo de inmovilización para ayudar a la consolidación que se necesita normalmente.
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Por otro lado, la fisura no suele producir tanta impotencia funcional, aunque en muchas ocasiones necesitan de un periodo breve de inmovilización y reposo relativo, pero normalmente la inflamación adyacente se controla antes y esto acorta los plazos de recuperación.
Tipos de fracturas
¿Cómo tratamos estas patologías?
En estas patologías, sobre todo en las fracturas, se produce un periodo prolongado de inmovilización, con el fin de consolidar los huesos que se han separado y formar el conocido callo de fractura, zona por la cual las dos partes del hueso se fusionan en una, igual o más fuertes que la de antes de la fractura.
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Esta inmovilización provoca una gran pérdida de masa muscular en un corto periodo de tiempo, además, y dependiendo de la localización, puede provocar mareos, vértigos, inestabilidad, dificultad para la marcha, falta de equilibrio o imposibilidad para desarrollar actividades de la vida diaria con normalidad.
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El tratamiento será muy similar para ambas patologías:
Fracturas
Según la gravedad de la fractura, el paciente presentará menor o mayor grado de inflamación y/o edema. Tanto la inflamación como el edema se tratarán con masaje evacuatorio y drenante, movilización progresiva de las articulaciones involucradas, ultrasonido, vendaje neuromuscular, TECAR (radiofrecuencia de efecto térmico capaz de penetrar a capas profundas).
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También haremos uso de la cinesiterapia, ya que una de las consecuencias principales de las fracturas es la perdida de la movilidad. Primero empezaremos con una cinesiterapia pasiva para recuperar recorrido articular, y en fases más avanzadas pediremos la participación de forma activa al paciente para, por último, acabar con una cinesiterapia activo-resistida encaminada a preparar a la musculatura para posteriores ejercicios de fortalecimiento.
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Para trabajar sobre la sensación dolorosa y sensibilidad de las zonas afectadas podemos hacer uso de la neuromodulación, actuando sobre los nervios que se encargan de llevar información tanto sensitiva como motora a dicha articulación afectada. Con esta técnica también trabajaremos sobre las raíces nerviosas motoras encargadas de aumentar el tono y trabajar la musculatura afecta.
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Una vez recuperada la movilidad, la inexistencia de inflamación y de dolor y recuperado el trofismo de la musculatura afectada, es muy importante que el paciente acuda a la unidad de readaptación funcional con el objetivo de devolver a la musculatura la fuerza que presentaba antes del suceso patológico, así como con el fin también de fortalecerla para prevenir posibles patologías en el futuro.
Fisuras
El tratamiento consiste en el mismo que en las fracturas, normalmente siendo los plazos de recuperación más cortos y la sintomatología más leve.
