Tendinitis hombro

Tendinitis en el hombro

El dolor en el hombro es una de las consultas más frecuentes tanto en consulta médica como en fisioterapia. Aunque comúnmente se habla de “tendinitis en el hombro”, en los últimos años la terminología médica ha evolucionado, y se utilizan términos más precisos como tendinosis o tendinopatía del hombro. Esto se debe a que muchas de estas lesiones no cursan con inflamación activa (como indica el sufijo -itis), sino con un proceso de degeneración del tejido tendinoso provocado por sobrecarga, microtraumatismos o alteraciones biomecánicas.

Aun así, el término “tendinitis” sigue siendo ampliamente utilizado por la población general, por lo que en este artículo hablaremos de forma clara sobre este problema tan común. Desde fisioterapia Vitae te enseñamos  cuáles son los síntomas más habituales, cómo se diagnostica correctamente una tendinopatía del hombro y qué tratamientos existen para aliviar el dolor, recuperar la funcionalidad y prevenir recaídas a largo plazo.

Qué es la tendinitis en el hombro

La tendinitis en el hombro, o más correctamente llamada tendinopatía, hace referencia a un proceso de alteración en uno o varios tendones de los músculos que rodean la articulación del hombro. Estos tendones, que forman parte del manguito rotador y otras estructuras estabilizadoras, pueden verse afectados por sobreuso, microtraumatismos repetidos o desequilibrios biomecánicos.

Aunque el término “tendinitis” sugiere una inflamación aguda, en la mayoría de los casos lo que ocurre es una degeneración progresiva del tendón (tendinosis), con alteración en la calidad del tejido, pérdida de elasticidad y menor capacidad de carga.

Es importante destacar que puede existir dolor en el hombro sin que haya inflamación ni daño estructural visible. Factores como la sobrecarga funcional, la hipersensibilidad del sistema nervioso o una mala coordinación muscular pueden generar síntomas sin que exista una lesión observable en pruebas de imagen. Por eso, el diagnóstico debe ser siempre clínico y funcional.

Causas de la tendinitis en el hombro

La causa más habitual de la tendinitis en el hombro es el sobreuso repetitivo de los músculos del manguito rotador, especialmente en actividades laborales o deportivas que implican movimientos por encima de la cabeza. Estos gestos generan microtraumatismos acumulativos que, con el tiempo, superan la capacidad de recuperación del tendón.

También influyen los desequilibrios biomecánicos, como una mala movilidad escapular, debilidad en la musculatura estabilizadora del hombro o rigidez en la columna torácica, que alteran la mecánica normal del movimiento y aumentan el estrés sobre los tendones.

Otros factores de riesgo menos frecuentes, pero posibles, incluyen el uso prolongado de algunos medicamentos como las estatinas (por ejemplo, simvastatina), ciertas enfermedades autoinmunes, alteraciones metabólicas o problemas hormonales. Aunque son menos comunes, conviene tenerlos en cuenta si el dolor no responde al tratamiento convencional o aparece sin causa aparente.

Síntomas tendinitis hombro

El síntoma más característico es el dolor localizado en la parte anterior o lateral del hombro, que se intensifica al realizar ciertos movimientos, como levantar el brazo, peinarse o alcanzar objetos en altura. En casos agudos, especialmente cuando hay inflamación activa, también puede aparecer dolor nocturno, sobre todo al dormir sobre el hombro afectado.

Además, muchas personas experimentan una pérdida progresiva de funcionalidad, no solo por el dolor, sino por un patrón de protección muscular que se mantiene con el tiempo. Esto puede derivar en rigidez, debilidad y limitación de movimientos cotidianos.

Es importante diferenciar entre una tendinitis reactiva (proceso inflamatorio agudo con calor, enrojecimiento y dolor) y una tendinosis, en la que el tendón muestra cambios estructurales sin inflamación evidente. Ambas pueden generar dolor, pero el enfoque terapéutico puede variar según la fase en la que se encuentre el tejido.

Tipos de tendinitis en el hombro

Podemos clasificar las tendinitis del hombro según la localización anatómica del tendón afectado, ya que la clasificación por fase (aguda o degenerativa) ya la abordamos anteriormente. El hombro está formado por varios tendones que pueden lesionarse de forma independiente o conjunta, dependiendo del gesto repetido, la biomecánica y otros factores asociados.

Las tendinitis más frecuentes son:

  • Tendinitis del supraespinoso: la más habitual, produce dolor al elevar el brazo lateralmente o cargar peso.
  • Tendinitis del infraespinoso: genera molestias al hacer movimientos de rotación externa.
  • Tendinitis del subescapular: menos frecuente, pero puede dificultar la rotación interna y gestos como abrocharse el cinturón.
  • Tendinitis de la porción larga del bíceps: suele causar dolor en la parte anterior del hombro, a veces irradiado hacia el brazo.

En ocasiones, varios tendones se ven afectados a la vez, lo que complica el cuadro clínico y requiere un abordaje más completo.

Diagnóstico de la tendinitis en el hombro

El diagnóstico en fisioterapia comienza con una anamnesis detallada, donde se recoge información clave sobre el dolor: cómo empezó, en qué momento del día aparece, qué movimientos lo agravan y si ha habido antecedentes de lesiones. Esta descripción ayuda a orientar la valoración funcional.

A continuación, se realiza una evaluación física, que incluye la observación del movimiento, pruebas de fuerza, palpación de los tendones y test específicos que reproducen los síntomas. Identificar el gesto que genera dolor es fundamental para localizar el tendón afectado y planificar el tratamiento.

En cuanto a pruebas de imagen, la ecografía musculoesquelética es especialmente útil por su accesibilidad, bajo coste y capacidad de exploración dinámica. Permite visualizar el estado del tendón en tiempo real. En casos más complejos o cuando se requiere mayor detalle, la resonancia magnética (RM) ofrece una imagen precisa del tejido blando y puede complementar el diagnóstico.

Tratamientos para la tendinitis en el hombro

El tratamiento de la tendinitis del hombro debe adaptarse al tipo de tendón afectado, al grado de lesión y a la fase en la que se encuentra el paciente. En una primera etapa, se prioriza el tratamiento sintomático, con el objetivo de reducir el dolor y la posible inflamación, facilitando así el inicio del trabajo funcional.

En esta fase se pueden emplear técnicas como la terapia manual, para aliviar tensiones musculares asociadas; INDIBA (radiofrecuencia), que estimula la regeneración celular; sistema superinductivo, que actúa sobre el dolor y la función muscular; neuromodulación percutánea, eficaz para modular la sensibilidad del sistema nervioso; y EPTE (electrólisis percutánea terapéutica), indicada en procesos degenerativos más avanzados.

Estas herramientas ayudan a crear un entorno más favorable para la recuperación, permitiendo que el paciente avance posteriormente hacia una fase activa centrada en el ejercicio y la readaptación del hombro a su función normal.

Ejercicio en la tendinitis en el hombro

El ejercicio terapéutico es la piedra angular en la recuperación de cualquier tendinopatía. A diferencia de las técnicas pasivas, el ejercicio permite estimular el tendón de forma activa, promoviendo su adaptación y mejorando su capacidad de soportar carga. Es el estímulo más eficaz para recuperar la estructura y función del tejido.

Incluso en fases agudas, donde el dolor está presente, es recomendable iniciar un trabajo adaptado. En estos casos, se suelen utilizar ejercicios isométricos, que activan el músculo sin mover la articulación y ayudan a reducir el dolor sin comprometer el tendón.

A medida que el dolor disminuye, se van introduciendo ejercicios excéntricos, concéntricos y funcionales, aumentando progresivamente la carga y la exigencia. Este proceso controlado es clave para recuperar la fuerza, movilidad y estabilidad del hombro, y evitar recaídas futuras. El plan de ejercicios debe ser siempre individualizado y guiado por un profesional especializado.

La tendinitis en el hombro es una lesión frecuente pero tratable si se aborda de forma individualizada. Un diagnóstico preciso y un plan que combine tratamiento sintomático y ejercicio progresivo son clave para recuperar la función del tendón y evitar recaídas. Cuanto antes se actúe, mejores serán los resultados.

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